Hasta hace unos años, el decaimiento y posterior muerte de cepas adultas se atribuía a la presencia de
las enfermedades fúngicas denominadas yesca y eutipiosis.
Desde finales de los noventa, se ha incrementado considerablemente la presencia de plantaciones, tanto
jóvenes como adultas, con escaso vigor, retraso en el desarrollo vegetativo y en la brotación, así como
clorosis y/o marchitez de las hojas.